Se lo que hicieron en el corso pasado

Luego de mi retiro espiritual, vengo envuelta en ondas de amor y paz deslizándome por encima de bolsas de Mitología y plataformas truchas de Ricky Sarkany mientras suena una música que me recuerda que no estoy en el paraíso, sino hundida en fango de los mortales, Tributo a Eclip´c.

Lo que determinó mi regreso fue verme entre gigantografías old school de la Virgen de la Merced y carpinchos momias del Iberá cuando fui a sacarme la foto para el carnet del ERSA, cómo abstraerme del manantial de sabiduría infinita que es nuestro payé kingdom? cómo no agradecer a "La Kamau" que bajó unos pesos el bono y nos puso unas garitas inteligentes onda Bauhaus trucha? ni que estuviésemos en Amsterdam nomátedigo.

Por eso celebro esta vuelta al Gran Hermano Hipster, mientras espero que salga Emiliano de la casa para continuar, ya como ganador,con el revuelo travesteril que había comenzado en Intrusos, porque Electra no me cierra y el pseudo ZAP de Infama no me conmueve.

Les cuento que el insulto toptoptop del verano fue "ehmm fulanx, si bueno ehmm ESTA EN LA COMPARSA", tras el cual se cerraba todo juicio sobre la capacidad neuronal de la persona indicada; para mal, obvio. Y encima tuvimos un febrero bajón. Ceroglamur, my friends. Sin plata para veranear en el exterior y cagate muriendo de angustia con el rio crecido todo barroso y pegoteados de humedad. Un asco. Asi que nos dedicamos a bardear al corso y sus pendejas putas del establishment, sus travas emplumados y sus putos híbridos de Oggi Junco con nuevos implantes y homosexualidad semiasumida de "pero no me voy a hacer travesti,eh".

Porque en febrero el epicentro de la vida correntina no es otro que el carnaval, la fiesta "popular" que cumplió 50 años y sigue siendo la misma verga que retrató Rodolfo Walsh en "Carnaval Caté": cristales y faisanes para unxs, travitas de barrio para otrxs. En Chipácity el carnaval es familia, herencia, pasión, culos y tapes tiranieves. Encima te lo venden como LA alta cultura correntina. Será la cultura de un cierto sector social, de un cierto linaje que recién en los 90 aceptó que las chetitas de barrio salgan entangadas en alguna comparsa de elite. Asi se generó la epidemia de malcriaditas de las mil que llevaban a su parentela a vender el culo para que la nena entre en araberásóloaráberá, agrupación siniestra si las hay. No se si será por efecto de algunas macumbas rivales, pero siempre mueren integrantes de esa comparsa. La última fue una minita ahora conocida como "la Kurca", que se pegó un escopetazo en el estómago, tal vez hubo una "Courtney" de otra escoladosamba por ahí.

En realidad, mas alla de mi odio, lo que me hizo mal del corso fueron dos cosas: no haber podido lograr una exclusiva con Lulipop y que nuestro diler nos haya dejado en la escasez por culo fruncido.El vive sobre la avenida donde se hizo el corso, llena de camionetas del 911, la brigada y el comando y entonces se cagó, el gato tiroteado.

Lo peor fue que se nos fue la Vinnie, una conejita negra con disforia de género que murió en su primer semana de vida aplastada por un borcego de Machito Ponds, nuestro guardaespaldas. Qué sal, Vinnie (su dueña la bautizó así por uno de los comegatos de Jersey Shore), tan poco duraste entre nosotros! Es que te tiramos mala onda desde el comienzo, si no terminabas asi seguro palmabas con tu "sistema digestivo muy pete" (Machito Ponds dixit) atascado con los pastos de la vereda con meada de todos los perros de esta residencial cuadra que te trajo tu dueña para que comas. Es que eras una putilla morena que rechazaba el alimento balanceado y sólo querías relamerte con una manzana. Pequeña furcia! Siempre te recordaremos!

En medio de tanta negrura, parecíamos personajes de una kidstrip en abstinencia, cuando a Machito Ponds se le ocurrió que podíamos hacer lo que él había visto en sus vecinos mostros cuando era pequeño: fumar filamentos de banana. La aventurera Señorita B. gugleó "nuez moscada efectos" y dijo que una cucharada bien colmada emulaba las sensaciones producidas por la marihuana. "Elegí, banana o nuez moscada", Miss B. desafiaba mi lado experimental.

Apenas me había decidido y ya andábamos recorriendo el barrio en busca de nuestro placebo. De vuelta en el balcón del depto, apenas tragábamos las cucharadas, era como chupar un huevo con tierra.

Al final quedamos tan desahuciados como antes, tal vez tendríamos que haber probado con la banana. Avergonzados, desviamos el tema y nos pusimos a debatir acerca de Buda, Jesús y de como un amigo se iluminó con ketamina, "una experiencia realmente taoísta", dijo Ponds. Nos sentimos unos crotos y nos quedamos comiendo maní, en silencio.

Al otro día ya había abundancia y de nuevo estábamos los tres en el balcón. Yo flasheaba que estaba en el depto de Oscar en Enter the Void con una iluminación copada, que se venía el tsunami pero nosotros nos salvabámos. Por el balcón veía el agua marrón del río llevándose todo, pero no nos angustiaba lapocalipsis. Lo único que hacíamos era pasarnos los binoculares para espiar a la pendejita de enfrente, que tampoco tenía miedo y estaba bailando en pelotas, sin música.